19 de septiembre de 2009

CANNABIS Y PULMONES

CANNABIS Y PULMONES
Ricardo Navarrete (España)

El consumo de cannabis se relaciona con los pulmones y la función respiratoria bajo dos aspectos: la posibilidad de su uso terapéutico en enfermedades como el asma y el enfisema, y el daño que puede ocasionar cuando es consumida por vía inhalada.


Efectos beneficiosos
El asma es una enfermedad de origen desconocido, aunque se sabe que con un importante componente inmunológico, caracterizada por episodios de broncoespasmo o disminución del calibre bronquial provocados por la contracción de su musculatura ante diversos estímulos: alergenos exógenos (como el polen, el polvo, plumas, pelo de animales, caspa) o factores endógenos de tipo psíquicos (estrés emocional). Se produce también una importante inflamación y un aumento de la mucosidad en el epitelio (pared interior) de dichos bronquios, lo que viene a agravar aun más el cierre de su diámetro, dando lugar a un menor flujo aéreo, una disminución del intercambio gaseoso con la sangre y un cuadro de insuficiencia respiratoria.

La administración aguda de cannabinoides tiene efecto broncodilatador. Se ha comprobado este efecto en animales de experimentación y en humanos en varios estudios llevados a cabo desde los años setenta y con el suficiente rigor científico, ya que se pudieron objetivar los resultados obtenidos mediante aparatos especiales que miden la capacidad y la función respiratoria. Tanto en individuos sanos como en pacientes asmáticos, la administración de un porro (con un 2% de THC) o de THC oral (15 miligramos) provocan una respuesta broncodilatadora equivalente a la producida con dosis habitual de otros broncodilatadores empleados en la clínica diaria. Así mismo, se ha podido constatar que un antagonista del sistema cannabinoide bloquea el efecto del THC, con lo que se demuestra que esta acción está mediada por dicho sistema. Aunque el efecto de los preparados comerciales comparado con el de los cannabinoides es de aparición más rápida, pasada una hora se igualan, y después estos últimos son más eficaces y su acción es más duradera. Esta broncodilatación también puede ser beneficiosa en otra enfermedad pulmonar, el enfisema.

El motivo de este efecto radica en que el sistema endocannabinoide local ejerce un importante papel en el mantenimiento del tono fisiológico del músculo del bronquio, respondiendo con una relajación (que se traduce en una dilatación) cuando recibe un estímulo irritante. Se han podido identificar en el mismo epitelio bronquial receptores cannabinoides y síntesis local de anandamida, el cannabinoide endógeno, y también se baraja la posibilidad de que las propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras con las que también cuentan estas sustancias ejerzan una influencia positiva en esta enfermedad. Así mismo, la administración de cannabinoides ha demostrado tener un efecto antitusígeno. Disponemos de un mecanismo de actuación terapéutico distinto al empleado por otros medicamentos (como los broncodilatadores betabloqueantes o los antiinflamatorios esteroideos), lo que hace que se puedan emplear conjuntamente, potenciando sus efectos y permitiendo una menor dosificación y menores efectos secundarios.

Sin embargo, el humo de la combustión de la marihuana contiene sustancias irritantes para el aparato respiratorio, por lo que el empleo de esta planta por vía inhalada no es admitido por la comunidad científica. Aunque en los estudios antes comentados daba como resultado un beneficio del paciente, se desconocen las consecuencias de su uso a largo plazo, y en ocasiones las partículas irritantes han dado como resultado una crisis aguda de broncoespasmo y tos. Actualmente se trabaja en comercializar un nebulizador a partir de cannabinoides, como los ya existentes con otros principios activos.

Efectos negativos
Sobre los pulmones, los cannabinoides en sí no causan daño alguno; el único problema que podrían plantear es cuando se administran por vía inhalada. Los estudios y tratados anteriores a la era del tabaquismo no hacen referencia a posibles efectos negativos bronquiales; todo lo contrario, era utilizado para tratar enfermedades pulmonares. Actualmente tampoco existe identificada una epidemia poblacional de problemas respiratorios relacionados con el consumo inhalado de cannabis, ni siquiera ningún caso individual descrito de cáncer de pulmón achacable a él. Pero es lógico pensar que puede ser dañino para los pulmones, así que se han estudiado sus componentes, comparándolo con el tabaco y analizando el riesgo teórico de su consumo a largo plazo.

Las diferencias peculiares entre estas dos sustancias son la nicotina del tabaco y los cannabinoides de la marihuana. El humo de la combustión de ambas posee las mismas partículas irritantes y es en potencia causante de bronquitis y, en último extremo, de cáncer. La explicación posible de que no se den más enfermedades pulmonares relacionadas con el consumo fumado de cannabis tal vez sea el hecho de que entre los consumidores habituales de éste lo más frecuente es hacerlo de forma esporádica (el efecto mental de los cannabinoides suele llegar a la saturación y a la administración autocontrolada). Incluso el denominado consumidor heavy (escasísimo) sólo necesitaría de unos pocos cigarros para estar constantemente bajo sus efectos. Por el contrario, el más habitual dentro del tabaquismo es el consumidor compulsivo (la nicotina pide más nicotina), siendo la norma unos 20 cigarros al día y escaso su uso esporádico. Sea por este motivo o no, aunque la marihuana tenga el mismo poder irritante que el tabaco, en individuos sanos el hábito de fumarla sólo conlleva un ligero aumento de riesgo de padecer enfermedades respiratorias comparado con la población general. Tampoco se ha constatado un aumento de incidencia de enfisema a largo plazo. Hay que destacar, así mismo, que influye la forma de fumar: en un estudio se equipara el daño de 1 porro con el de 4 cigarros de tabaco por el hecho de consumirlo mediante inhalaciones profundas y mantenidas, lo que aumenta considerablemente la absorción de alquitrán.

Otros efectos negativos agudos posibles son la neumonía por hongos por contaminación de la planta, especialmente peligroso en pacientes inmunodeprimidos, y el desencadenamiento de un cuadro de neumotórax en pacientes predispuestos, por la costumbre generalizada de consumir mediante inhalaciones profundas y rápidas.

Conclusiones
En la marihuana fumada como terapia, el efecto negativo bronquial habría que valorarlo desde el punto de vista de la patología para la que está prescrita y de los beneficios que se van a conseguir. No tiene sentido tenerlo en cuenta en los pacientes terminales, o en aquellas enfermedades crónicas en las que habría que recurrir a este tratamiento sólo en crisis sintomática (en la mayoría de las veces basta con unas caladas para el control de los mismos), pero no como terapia de mantenimiento. En este último caso, o cuando exista enfermedad broncopulmonar, se puede recurrir a otra vía de administración (digestiva, sublingual) y utilizar la ruta inhalada (usando marihuana muy potente y en vaporizadores, para disminuir el riesgo) sólo en las reagudizaciones.

No hay comentarios: